Matar al otro: La escalada de homicidios en Chile

Miramos el aumento de los homicidios desde distintos lados. Recogimos miles de datos de fuentes diversas; conversamos con fiscales, policías, defensores públicos, autoridades de gobierno, trabajadores sociales, familiares de víctimas y de victimarios, vecinos, personal de hospitales y de establecimientos educacionales. El resultado es este especial periodístico en el que con cifras, visualizaciones, mapas, reportajes en profundidad y un podcast con la historia de dos bandas de menores que se disputan la calle a tiros, intentamos dar luces sobre un fenómeno que crece en número, pero mucho más en complejidad.

UN ESPECIAL MULTIMEDIA DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y PROYECTOS PERIODÍSTICOS (CIP UDP), EN ALIANZA CON CIPER Y VERGARA 240

Aunque tiene una de las tasas más bajas de Latinoamérica (3,6 cada 100 mil habitantes), desde hace al menos cinco años los homicidios consumados en Chile van en aumento. El 2020 marcó un quiebre: si en 2010 hubo 487 casos en Chile, ese año se registraron 889, según datos de la Subsecretaría de Prevención del Delito (SPD). Pero son más: lo que la SPD cuenta –con información suministrada por Carabineros y la Policía de Investigaciones (PDI)– son solo casos policiales y en ellos puede que haya más de una víctima. La Fiscalía, por su parte, no distingue en sus bases de datos si se trata de homicidios consumados, frustrados o tentados.

El Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos (CIP) de la Universidad Diego Portales, en alianza con CIPER y Vergara 240, analizó las cifras de homicidios disponibles en el país. Aunque difieren entre sí, en términos generales, los números muestran alzas en los últimos años.

No existen datos oficiales que permitan saber con exactitud cuántas personas han fallecido por acción de terceros en la última década. En Chile, no hay una cifra única de homicidios.

En el alza de homicidios irrumpen nuevas zonas con marcado protagonismo: una es la comuna de Santiago que en 2021 alcanzó el primer lugar del país en número de casos policiales de homicidios consumados.

El aumento de homicidios revela otro dato preocupante: el crecimiento pronunciado de casos en los que no se conoce la identidad del perpetrador o victimario, lo que imposibilita impartir justicia. 

En 2015 se quebró una tendencia: los homicidios con armas de fuego superaron por primera vez a los cometidos con arma cortante. Según datos de la PDI, el 51% de los homicidios en 2021 tuvieron como causa un disparo.

El análisis de los datos proporcionados por la Subsecretaría de Prevención del Delito del Ministerio del Interior arroja que:

  • Entre 2010 y 2021 se reportaron 7.122 casos policiales de homicidio consumado a nivel nacional. Casi el 70% corresponde a homicidios simples y un 10,4% a homicidios en riña o pelea.
  • Los casos de homicidio calificado –aquellos en los que existe premeditación y que se cometen con alevosía o motivados por la promesa de premio o recompensa– también crecen. Entre 2010 y 2021 hubo 590 casos bajo esa definición. Si en 2010 se registraron 38, en 2021 la cifra aumentó a 82.
  • En 2021, la tasa de casos policiales de homicidio por cada 100 mil habitantes en comunas que reportaron 10 o más eventos, coloca a Alto Hospicio (Región de Tarapacá) con 12.7 casos en el primer lugar, tasa similar a la que presentó Panamá ese mismo año y superior a la de República Dominicana y Costa Rica. Le sigue Lo Espejo con 11.6 y La Pintana con 11.1, ambas en la Región Metropolitana.

Al no estar el año cerrado, los datos de 2022 no se muestran en la visualización. Sin embargo, entre enero y junio de este año los casos de homicidio en el país ascendieron a 456, cifra cercana al total de casos de 2010 y 41% superior al mismo periodo de 2021.

Con 3.298, la Región Metropolitana concentra casi la mitad de los casos policiales de homicidio consumado entre 2010 y 2021 (46,3%). En 2021, sin embargo, la tasa de casos por cada 100 habitantes ubica a Tarapacá –con poco más de 390 mil habitantes y 38 eventos– como la región con mayor incidencia (9.7 casos).

Entre enero y junio de 2022, los casos de homicidio en la Región Metropolitana han aumentado un 27,6% respecto del mismo periodo del año anterior, totalizando 194.                        

En la Región Metropolitana, Santiago es una de las comunas con mayor crecimiento de este tipo de eventos en los últimos años. Allí, la SPD registra 191 casos policiales de homicidio entre 2010 y 2021. El peak fue en 2020 con 33 casos, un aumento en casi 6 veces respecto de 2010.

Hasta 2015, Santiago no figuraba entre las comunas con mayor número de casos. En 2016 entró al top 5 y en 2021 se convirtió en la primera a nivel nacional con 30. Entre enero y junio de 2022, ya se registraron 26 casos, según los mismos datos de la SPD, casi un 53% de aumento respecto del mismo periodo del año anterior.

Datos del Sistema Estadístico Delictual (SIED) de la SPD, indican que entre 2013 y 2022, el 54,7% de los casos de homicidio consumado en la comuna fueron perpetrados en la vía pública y un 16,3% en domicilios particulares.

Esta es la distribución territorial de algunos de los casos de homicidio de 2013 a 2021:

Entre 2010 y 2021, según datos del Ministerio Público, se han reportado al menos 25.908 víctimas de homicidio en Chile en grados de consumado, frustrado o tentado. No es posible saber con certeza cuál es la proporción que corresponde a cada tipología. Si en 2010 la Fiscalía contabilizó 1.560 víctimas totales de homicidio, en 2021 el número subió a 2.892, con un peak de 3.330 en 2020.

Entre las bases de datos de la SPD y la Fiscalía hay una correlación. Si bien difieren en cantidad, los números del Ministerio Público colocan a las mismas comunas, aunque en distinto orden, ocupando los primeros cinco lugares en homicidios –consumados y no– a nivel nacional: Santiago, La Pintana, Valparaíso, Puente Alto y San Bernardo.

No solo crecen los homicidios. Los datos de la Fiscalía dan cuenta de un aumento importante en el número de eventos en los que no se conoce al agresor.

“No es lo mismo un homicidio que ocurre en el contexto de una riña en una fiesta que uno que ocurre en un enfrentamiento o ajuste de cuentas entre pandillas. ¿Por qué? Porque esos homicidios son los que están generando que la tasa de imputado desconocido, a medida que los homicidios crecen en número, vaya proporcionalmente subiendo […] La relación víctima-victimario ha cambiado”.
Eduardo Vergara, subsecretario de Prevención del Delito.

El organismo persecutor utiliza el término imputado no conocido para esos casos. Hay dos formas de medirlo: cuando la causa es registrada en los sistemas de la Fiscalía (SAF) y se le asigna un RUC –el código con el que se identifica para efectos judiciales– y cuando a la causa se le da término judicial, es decir, es objeto de sentencia, se sobresee, se archiva o se agrupa a otro caso, entre otros. En ambas mediciones aumentan los imputados desconocidos.

De acuerdo con las entrevistas realizadas para este especial, una de las explicaciones más extendidas ante este fenómeno –no es la única– apunta a la complejización de los delitos y a la irrupción del crimen organizado. Antes, el vínculo entre víctima y victimario era mucho más evidente que ahora. En los llamados “ajustes de cuentas” y enfrentamientos entre bandas rivales, no siempre resulta clara la relación entre el fallecido y el hechor. Menos en los casos de robo de vehículos o “portonazos” con resultado de muerte. Lo mismo podría ocurrir en los casos de sicariato u homicidios por encargo, una realidad existente pero aún no extendida en el país.

“La tasa de imputados desconocidos ha experimentado un aumento, lo que incide en el desarrollo de una investigación exitosa. En cuanto al modus operandi, también se observan diferencias: la población de imputados asociada a este fenómeno delictual ha experimentado cambios a nivel organizacional y territorial. La migración ha tenido algún grado de injerencia en los comportamientos observados, ya que hay un aumento de imputados extranjeros. No obstante, más del 90% de los imputados siguen siendo chilenos”.
Cristián Paredes, director de la Unidad de Delitos Violentos del Ministerio Público.

Pese a esfuerzos puntuales de la Fiscalía por consolidar una base de datos con el número real de homicidios consumados en Chile, en la práctica hoy esa cifra no existe.

En 2021, el Ministerio Publico dio a conocer un informe estadístico en el que tras revisar causa por causa en el sistema judicial y cruzar sus datos con información del Registro Civil (certificado de defunciones) y del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entregaron cifras de homicidios consumados en el país entre 2016 y 2020.

La diferencia que presentan los datos de Fiscalía y la Subsecretaría de Prevención del Delito (que solo registra casos policiales de homicidio consumado y no víctimas) es notoria: según cifras del Ministerio Público, en 2020 hubo 1.100 víctimas de homicidio consumado en Chile. La SPD contó ese mismo año 889 casos policiales en el país.

¿Cuál es el problema de fondo? Lo responde la misma Fiscalía en su estudio de 2021:

“Uno de los inconvenientes que presentan las instituciones es no tener una definición común para determinar si estamos o no en presencia de un delito de homicidio”, se lee. La institución explica que en general los sistemas registrales de las policías, el Poder Judicial y el Ministerio Público no diferencian “si nos encontramos en presencia de un delito consumado o no”. Aseguran haber hecho esfuerzos para que se haga la diferencia al momento de ingresar el delito pero que se han encontrado con obstáculos. “La Fiscalía Nacional solicitó esa diferenciación en la mesa de codificación en los años 2017 y 2018. Se opusieron a ella la Corporación Administrativa del Poder Judicial, la Defensoría Penal Pública, el Ministerio de Justicia y la Policía de Investigaciones (PDI)”.

La Subsecretaría de Prevención del Delito contabiliza los casos policiales de homicidios con base en los datos proporcionados por las dos policías. De acuerdo con datos solicitados a ambas instituciones para esta investigación, en 2021 la PDI reportó 726 casos de homicidio y Carabineros 640. Al recibir esos datos, según explicaron, la SPD realiza un proceso de “normalización” con el que destilan la información y evitan duplicar los casos.

El subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, reconoce que Chile ha sido identificado internacionalmente como uno de los países de la región que no registra bien los homicidios. Agrega que este debate no es nuevo y que es un problema que se arrastra desde hace años. Vergara espera que con la reciente creación del Centro de Prevención de Homicidios y Delitos Violentos la SPD pueda ahora contar con información más precisa y consensuada entre las instituciones públicas –Carabineros, PDI, Gendarmería, Servicio Médico Legal y Ministerio Público, entre otras– que intervienen en este fenómeno. Agrega que tan importante como los números sobre homicidios es tener información certera del contexto en el que ocurren.

“Vamos, de una vez por todas, a sentar a todas las instituciones –de hecho, ya están sentadas físicamente acá en la subsecretaría– para compartir la información y llegar a esas cifras conjuntas”.
Eduardo Vergara, subsecretario de Prevención del Delito.

Otra de las tendencias marcadas que aparece en todas las bases de datos revisadas –SPD, Ministerio Público y policías– es el aumento de armas de fuego en la consumación de homicidios en el país. Más allá de las diferencias en los números, lo que muestran los datos es que en los últimos años se revirtió una tendencia: los homicidios con armas de fuego ahora superan a aquellos cometidos con arma blanca.

Esta es la composición por año del tipo de arma utilizada en homicidios –cortante, de fuego, contundente u otra– según datos de la PDI, obtenidos por Transparencia:

A propósito del creciente uso de armas de fuego en homicidios, investigamos en profundidad qué está sucediendo en las urgencias de los hospitales de la Región Metropolitana. Allí las atenciones por herida de bala han crecido en los últimos años. Junto a ese fenómeno, en los siguientes reportajes profundizamos en otras dos tendencias marcadas que aparecen en los datos analizados. El alza de homicidios en la comuna de Santiago y el preocupante aumento de los imputados desconocidos que participan de este delito. 

NIÑOS DE QUIÉN

El 5 de febrero de 2022, ocho personas llegaron baleadas a la urgencia del Hospital El Pino, en San Bernardo. Nunca se supo qué fue lo que ocurrió. Las víctimas, casi todas jóvenes, venían de la villa Cordillera de Los Andes. Allí y solo hace minutos, dos bandas se habían disputado la calle a tiros.  

El Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos (CIP) de la Universidad Diego Portales documentó cada capa de esta historia: una de drogas, plomo y sangre… una, más bien, de abandono en un barrio donde todo ha fallado.  

Metodología

En el análisis de las cifras a nivel nacional (2010-2022) se utilizaron los datos de casos policiales de homicidio del Centro de Estudios y Análisis del Delito (CEAD) de la Subsecretaría de Prevención del Delito, obtenidos a través de solicitudes de Transparencia realizadas entre el 10 de marzo y el 1 de agosto de 2022. Se utilizó también información de la misma repartición proveniente del Sistema Estadístico Delictual Territorial Municipal (SIED), para análisis complementarios.

Para esta investigación también se hicieron solicitudes de información vía Ley de Transparencia a Carabineros y la Policía de Investigaciones con la cifras que ambas instituciones manejan sobre homicidios consumados (2010-2022) y otras variables de relevancia (edad y sexo de las víctimas, además de comunas donde se cometió el delito). Las solicitudes fueron respondidas el 5 de abril y el 12 de mayo de 2022, respectivamente. En el caso de la PDI solo respondieron con cifras anuales de homicidios, tipo de arma empelada y distribución de género y edad de las víctimas, sin considerar la distribución territorial (por región y comuna) solicitada.

También se hizo una solicitud de información por Transparencia al Ministerio Público con los datos de homicidios en el país entre 2010 y 2022, desagregados por comuna, tipo de término judicial y tipo de imputado (conocido o desconocido). La base de datos de la Fiscalía –que no distingue entre homicidios consumados, frustrados y tentados– es dinámica, por tanto la información allí contenida –sobre todo en lo que refiere al término judicial y tipo de imputado– es la que estaba vigente al momento de la extracción de los datos, esto es, al 31 de julio de 2022.

Con el propósito de intentar armonizar o, al menos, comparar las cifras disponibles, en las solicitudes de Transparencia realizadas a las instituciones mencionadas, se requirió que la información considerara todas las tipologías de homicidio: homicidio simple, homicidio calificado, homicidio en riña o pelea, parricidio, femicidio y otros.

Se hicieron, además, solicitudes de Transparencia a hospitales y centros de Salud de la Región Metropolitana con el fin de rastrear el fenómeno de las armas y de los heridos a bala que llegan a sanatorios en busca de atención. Lo anterior, con el fin de poder tomarle la temperatura al fenómeno del uso creciente de armas en el país.

Esta investigación fue complementada con un estudio publicado en 2021 y titulado “Informe Estadístico: Homicidio en Chile 2016-2020” de la División de Estudios, evaluación, control y desarrollo de la gestión del Ministerio Público, en el que se presenta un detallado trabajo de análisis de los homicidios consumados en el país en ese tramo de tiempo. También se utilizaron como respaldo los boletines anuales que publica la institución, desde 2010 al primer semestre de 2022.

Se revisaron de manera referencial, además, las cifras del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud. Las cifras de homicidios registradas en el DEIS se obtienen de los certificados médicos de defunción. El DEIS tiende a registrar menor cantidad de casos, pues no siempre resulta clara la intencionalidad en una muerte registrada en ese tipo de documento.

Para este especial periodístico se entrevistó a 25 personas, mayormente en On the record, entre autoridades y funcionarios de gobierno, fiscales, carabineros, detectives, defensores públicos, abogados, personal hospitalario, asistentes sociales, miembros de juntas de vecinos, locatarios, personal de establecimientos educacionales y familiares de víctimas y victimarios de homicidios. Agradecemos a todos quienes colaboraron como fuentes para esta investigación.

Los nombres reales de los protagonistas del podcast –víctimas, victimarios y familiares– fueron cambiados para mantener en reserva su identidad, ya sea por ser menores de edad y/o para proteger su integridad.

Dirección y edición: Alberto Arellano y Jorge Rojas
Recopilación y análisis de datos: Valentina de Marval
Investigación reportajes en profundidad: Macarena Segovia y Nicolás Massai de CIPER; Luna Ángel, María José Gómez, David Tralma y Rodrigo Verdejo, de VERGARA 240
Producción web: Fernando Morales
Animación e ilustraciones: Constanza Rojas
Visualización de mapa: Pablo Arriagada
Investigación y guión del podcast: Jorge Rojas
Montaje y diseño sonoro del podcast: Patricio Cuevas
Música original y masterización del podcast: Pablo Fontena
Narración del podcast: Amaya Véliz
Mesa de sonido: Felipe Diez
Redes Sociales UDP: Daniel Rodríguez e Isabel Tagle