"Es muy complicado determinar cuánto contenido rondando allá afuera ha sido generado o alterado a través de inteligencia artificial. Pero además no se transparenta, ya que nadie te dice que está usando estas herramientas".

¿Se ha abordado el tema de la inteligencia artificial en la Comisión contra la Desinformación?

Sí. De hecho, el primer informe que presentamos en agosto tiene un capítulo de un apartado específico de inteligencia artificial, que es un poco vago, en el sentido de que es algo nuevo y muy reciente, por lo que aún no sabemos mucho. Entendemos que, sobre todo, la inteligencia artificial generativa es la que supone problemas y podría crear lo que trae fake news de una manera muy realista; por ejemplo, titulares que realmente parecen titulares, con una presentación que parece la de un diario y con, incluso, un estilo o discurso que parece muy periodístico y que sería fácil engañar a personas con una pseudo información o desinformación.

¿Se puede saber cuánto está afectando a las personas estas desinformaciones generadas por IA?

Ese es el problema: no se sabe. Es muy difícil saber, porque, al mismo tiempo, es muy complicado determinar, por ejemplo, cuánto contenido que esté rondando allá afuera ha sido generado o alterado a través de inteligencia artificial. Inventemos que un periodista está cubriendo algún evento, le pide a Chat GPT que le genere un contenido y después esa persona lo completa. Entonces, si yo posteriormente lo arreglo o lo reviso, ¿Cuánto en el fondo puedo saber si eso lo hizo realmente un ser humano?. Pero además no se transparenta, ya que nadie te dice que está usando imágenes generadas por IA.

Se acerca el fin de año y en diciembre tenemos el plebiscito. ¿Cómo han visto desde la Comisión relacionar la desinformación con la inteligencia artificial y la política?

No hemos visto el tema de las elecciones en particular, ya que no es el encargo. Sin embargo, todavía estamos trabajando en el segundo informe sobre políticas públicas, en el que nos encontramos evaluando si agregar especificaciones sobre el tema. Por lo mismo, estamos recopilando mucha experiencia internacional, desde recomendaciones de la Unión Europea hasta la OCDE. En esa línea, las sugerencias no van a ser como “hay que presentar una ley para restringir o limitar las IA”, sino que irían ligadas más con el campo de acción, leyes que busquen fomentar la alfabetización digital, trabajar y entender cómo funcionan los algoritmos, además de transparentar y promover todo lo ligado a las nuevas tecnologías.

¿Puede considerarse peligroso para futuras instancias con un mayor flujo de información, sobre todo electorales?

Claro. El fenómeno de la desinformación hay que entenderlo bien en sus contextos locales, porque como ocurre en aquí, no es exactamente igual a como sucede, por ejemplo, en Alemania, Estados Unidos o China. En Chile están los altísimos niveles de desconfianza y el descrédito hacia la prensa, que en el mundo viene hace tiempo, pero que en nuestro país está particularmente en picada con los medios tradicionales, por lo que la gente tiende a preferir medios nuevos y digitales. Sin embargo, eso también implica estudiarlos, tener datos y evidencia, ya que sin datos, no puedes identificar un posible problema; y sin un diagnóstico, el problema no puede tener solución. Ante esto, se deberían destinar más fondos a investigaciones que se centren específicamente a eso, a una línea específica para abordar los efectos de la desinformación.

Hay un mercado de la desinformación, que también en otros países ha empezado a preocupar, debido a que se aprovechan, entre otras cosas, de lo accesible que es viralizar información a cambio de un pago. Además, las lógicas algorítmicas ayudan a que, por ejemplo, un post en Facebook por cinco mil pesos llegue a miles o millones de visualizaciones.

Se cumplirá un año de la llegada de Chat GPT. ¿Cómo evalúa este período y la aparición de nuevas inteligencias artificiales?

ChatGPT, como todo proceso automatizado, te entrega facilidad y ahorra tiempo en muchas cosas. Abrió un conocimiento de lo que es la inteligencia artificial generativa al mundo en general, al ciudadano de a pie, pero hay un montón de otras cosas, desde los temas de voz, los deepfakes y efectos especiales audiovisuales. En rigor, funcionan con una lógica de inteligencia artificial que siguen patrones, pero hay un tema en ver cómo regularlo, y en el fondo eso es lo complicado porque, además, es evaluar cómo aplicas esa regulación.

Tú puedes decirle a las personas que no lo hagan, pero no hay una manera de inspeccionar que no lo estén haciendo. Por ejemplo, que realicen scraping y extraigan todo tipo de datos de uno, de un usuario, o de otro tipo de cosas. Todas las personas que hemos abierto una red social hemos aceptado los términos de servicio, pero no los leemos, debido a que son documentos de 20 páginas. Me pueden estar diciendo que estoy donando órganos a la ciencia y yo no me enteraré.

Por Joaquín Acevedo y Matías Hermosilla